quarta-feira, 14 de agosto de 2013




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Entrevista al Padre Guillermo Torre – Villa 31 – Retiro



En medio de la gran polémica que genera la villa 31, en el cual están involucradas las vidas de miles de familias y la intervención del estado en la problemática, Mundo Villa conversó con el Padre Guillermo Torre en la Iglesia de Cristo Obrero, donde actualmente descansan los restos del Padre Carlos Mujica.
¿En que barrio nació, Padre Guillermo?
Yo nací cerca de Ramos Mejía, en San Justo, en un barrio que se llama Villa Luzuriaga, junto con mis tres hermanos, hasta que cumplí 5 años y vinimos a la Ciudad de Buenos Aires por razones, obvias, acá estaba el trabajo y mi madre era docente. Hoy es jubilada, y papá trabajaba de empleado en una empresa. Por eso hice la primaria en Buenos Aires.
¿Cuándo te planteaste tu vocación?
Eso fue más en mi juventud, en mi adolescencia. Todo comenzó gracias a dos de mis hermanos que hacían actividades en la parroquia, estaban en la Legión de María, y yo siempre tuve la inquietud de trabajar en la Iglesia. Desde lo 12 o 13 años siempre quise participar, nada que ver con las villas, sólo era la intención de ayudar. A los 21 años, después de conocer un poco más sobre el tema, de conocer a algunos curas que me marcaron, decidí entrar al seminario.
¿Qué curas te marcaron?
Había un cura muy sencillo, que estaba en la Parroquia de Villa Urquiza, me gusto ese estilo de cura simple, y con él íbamos a misionar a La Rioja en los veranos, estábamos en contacto con los pobres, y ahí pensé que yo también podía hacerlo. Y a los 21 años ingresé al seminario.
¿Cómo tomó tu familia la decisión?
La verdad que muy bien. Toda mi familia me apoyó. Además mi abuela siempre había soñado que uno de sus hijos fuera sacerdote pero ninguno pudo serlo. Así que cuando entré al seminario ella estaba feliz, se murió antes que me ordenara, pero estaba muy feliz, porque decía que Dios le había dado la gracia de tener un sacerdote en la familia, aunque todavía no lo era (risa). Y el resto de la familia también contenta, la verdad me acompañaron mucho en este camino.
¿Y como entró la villa en tu vida?
En una de las parroquias que estuve envidado, en la parroquia “San Cayetano” de Belgrano, nada que ver, sin embargo el cura que estaba en ese entonces, un párroco, Joaquín Sucunza, íbamos, durante el seminario con el grupo misionero a la Villa Itatí de Bernal, y cada quince días nos quedamos viviendo una semana adentro de la villa, compartíamos las cosas con la gente, llevábamos la virgen de casa en casa, rezábamos con ellos. Y esa experiencia me marcó, porque yo después de eso pedí que mis dos últimos años de experiencia pastoral pudiera tenerlos en villa. Es para mí increíble, el encuentro con la gente, la devoción por la virgen, la actividad popular. Todo eso me movió, y pensé que quizás era esto por lo que uno quiere ser cura, pero todavía me faltaba un par de años.
Después me enviaron a la villa del Bajo Flores con el Padre Rodolfo, y ahí ya era una experiencia única, iba todos los fines de semana, estaba con la gente, disfrutaba mucho, y ahí pensé que en algún momento tengo que ser cura en la villa. Creo que dios me llama acá, pensaba. La experiencia fue muy buena, porque estando ahí descubrí al Padre Mujica, me impactó su figura, tenía muchas ganas de conocerlo. Pero después estuve en otras parroquias, pero manifesté que si había alguna parroquia para trabajar en las villas yo estaba disponible. Hasta que en 1999 el Obispo Bergoglio me comenta que había un solo cura en retiro, y si tenía ganas de venir acá. Nunca me imaginé que iba a venir acá. Dios quiso que viniera acá. Y ya estoy aquí hace casi diez años. Después del primer año que estuve acá, con el Padre Enrique, me tocó la difícil tarea de aguantar junto con la gente las topadoras de Domínguez que venían a tirar las casas con la gente adentro. El estaba aguantando con su cadera recién operada con los curas de las villas y toda la gente. Y así en el año 99 vine para acá, y sin saberlo me entero que estaba la idea de traer los restos del Padre Mujica devuelta al barrio, cosa que era tan significativo e importante para la gente y también para nosotros los curas. Ese fue un año que trabajamos para eso y costó, había mucha gente que hacía lo posible para que no lo trajeran. Pero se superó todo y el 9 de octubre de 1999, y de la misma manera que lo llevaron, con la gente llevando el féretro en andas y todos juntos lo trajimos del cementerio de la recoleta hasta la parroquia.
La gente lo vive como un santo, el Padre Mujica es un santo y un martir. Fue un testimonio muy lindo de fe, donde todo el pueblo muy emocionado recibía los restos del Padre Carlos. Fue un signo muy fuerte que marcó a todo el barrio.

- Es un referente a seguir.
Muchos me preguntaban si es un peso tenerlo al lado, pero para mí es un orgullo y un honor, que no lo merezco pero que la vida y Dios me lo dio, y para mi y para todos los curas es un referente constante, para todos nosotros es el referente de cura que se jugó por los pobres. Por Jesús, por el evangelio, por los pobres. Nosotros seguimos celebrando el 11 de mayo, es un martirio, es una fiesta. Cada vez viene más gente. Los que lo quisieron callar con las balas lograron que siga viva su presencia. Acá siempre decimos que Mujica sigue vivo en su gente, en sus hermanos, en el que tiene un comedor y le da de comer a los chicos, en el que trabaja catequesis en una capilla. El que hace algo bueno por los demás, no hace falta que sea de la capilla, ahí está presente Carlos. Es una manera de seguir lo que él trabajó con tanto esfuerzo, con pocos años, porque estuvo pocos años acá, y ayudó a la gente a que aprendiera a defenderse, a cuidar sus derechos, a cuidar lo que ellos se merecian, los ayudaba a luchar por la dignidad humana.
¿En diez años de trabajo, como ves la villa 31?
Yo te diría que creció muchisímo. A partir del 2001 con la crisis en nuestro país y la del extranjero, vino muchísima gente, no tenemos la cifra exacta, pero estamos hablando aproximadamente de 30.000 habitantes de ambos lados.

¿Cuáles son los problemas más importantes que tienen en el barrio?
Hay varios problemas que nos aquejan. Agua potable, las cloacas, la luz bien conectada, asfaltar las calles. Todavía hay una parte que está bien lejos. Son problemas que hace años y años que nadie se ha ocupado.

¿Qué colectividad predomina en el barrio?
Hay de todo. Hay paraguayos y muchísimos bolivianos, hay peruanos, y también argentinos, por supuesto. Acá todo el año tenemos distintas fiestas populares, la virgen Copacabana de Bolivia, ahora el 8 de diciembre tenemos una capilla de caacupé y estamos preparando la fiesta, la virgen de lujan, muchos jujeños del norte, y hay muchos de Santiago del Estero. Yo he aprendido mucho en esa fe sencilla y profunda, que mantienen la fe, a pesar de los problemas y la dificultad. Lo que sin embargo tiene una riqueza cultural y religiosa que es tremenda, esa vida que enriquece la nuestra. La gente vive la vida con mucha y mucha devoción. Por eso hemos hablado mucho en el grupo de las villas, que si quiere mejorar un barrio debe respetar la cultura de la gente. En su moda de vivir, de expresarse, de vivir la fe, hasta a veces de construir, sino le gusta eso, ayudarlo a construirlo mejor.
- No erradicación, sino urbanización.
Nosotros utilizamos el término “integración urbana”. El que no es de la ciudad y viene a vivir aquí por razones obvias, tenga la posibilidad de integrarse a la ciudad, y la ciudad a ellos. La gente humilde tiene mucho para aportar a la ciudad, en sus valores, en sus vivencias, y la ciudad tiene para aportarle a la gente de la villa; mejorar los barrios para que la gente pueda vivir mejor.

-Como ve que no este la villa 31 en los planes de urbanización.
No está ni la villa 31, la de Rodrigo Bueno, ni el barrio saldías que está acá cerca. Evidentemente hay otros intereses. Ninguno de los tres figuran en los planes de “urbanización”. De hecho ahora estamos en un conflicto porque la ciudad demanda al gobierno de la nación para que haga algo acá, que tire las casas que están mal construidas, estamos con ese problema, ahora en estos días. Es un tire y afloje, entre uno y otro gobierno, y la gente está en el medio. Nunca nadie se ocupó, hubo muchos decretos, en el 2001, hubo otras leyes a favor de la erradicación, pero nunca se hizo nada. Jamás se cumplió nada. La situación está muy inestable porque tampoco hay interés de ninguna de las partes para resolver el conflicto. Quiero yo que la villa se urbanice o se integre a la ciudad. Son setenta años de villa 31, no es un asentamiento de pocos días, muchas veces se ha intentado erradicar en la época de los militares, en el `83 se volvió a poblar, en el 94 95, fue lo de las topadoras por la autopista, y la gente siempre resistió. Iba a pasar por arriba de la parroquia. No sé quien le dijo que a Domínguez, que era la parroquia de Mujica, e hicieron un desvío en los planos.
Lo más maravilloso acá es la gente, la fe, la forma de vida, la solidaridad, y tantos valores que en la ciudad están tapados o escondidos, que sin embargo acá se siguen viviendo de una manera increíble. Acá fallece alguien y los vecinos hacen una colecta para pagarle el servicio fúnebre al fallecido, cosa que en la ciudad no he visto en mi vida. Ningún vecino de mi casa me ayudó a pagar el sepelio de mi papá. No porque fueran malas personas, sino porque es otro estilo de vida. Acá la gente se conoce, se saluda, toman mate en la puerta, los chicos crecen se hacen amigos. Estos valores se fueron perdiendo en la ciudad.

novos bispos fazendo curso

novos bisposA Conferência Nacional dos Bispos do Brasil (CNBB) iniciou nesta segunda-feira (12), na sede da entidade, em Brasília, seu 24º Encontro de Novos Bispos. O evento, que vai até a próxima sexta-feira (16), acontece anualmente e, nesta edição, congrega os 16 prelados nomeados de julho de 2012 a julho de 2013.
O objetivo do encontro é estreitar os laços de amizade e de convivência fraterna entre os novos bispos, possibilitar o conhecimento da sede, estruturas, trabalhos e serviços da CNBB. Na reunião, os novos bispos também têm a oportunidade de se aproximar das Comissões Pastorais e dos assessores, além de aprofundar a compreensão da vida e da missão do bispo.
Nesta 24ª edição do encontro, a coordenação da reunião fica a cargo do presidente da Comissão Episcopal para os Ministérios Ordenados e a Vida Consagrada (CEMOVC) da CNBB, dom Pedro Brito Guimarães, além dos assessores da comissão.
De acordo com o presidente, o encontro é uma oportunidade para serem dadas orientações ao trabalho pastoral dos novos bispos. “Com o encontro, os bispos podem conhecer melhor a estrutura da CNBB, os assessores, as comissões. Podem conhecer também os vários organismos aliados que podem ajudar o bispo na sua missão, como a Nunciatura Apostólica, as Pontifícias Obras Missionárias, o CRB, CCM”, explica dom Pedro Brito.
A convivência entre os novos bispos, durante o encontro, também propicia um intercâmbio de ideias. “É um tempo de conhecimento. Há a troca de experiências entre os bispos. Percebemos que no primeiro dia eles estão meio tímidos, e aos poucos vão se soltando, é muito perceptível esse envolvimento do grupo”, revela dom Pedro Brito.
Para o bispo de Marabá (PA), dom Vital Corbellini, participante da reunião, “o encontro está sendo muito bonito por unir os bispos nomeados pelo papa emérito Bento XVI e pelo papa Francisco”, e é uma contribuição valorosa frente ao desafio de ser um bispo. “Este encontro nos coloca a missão do próprio bispo, como ele deve atuar, agir, e como ele deve se relacionar com todos os seguimentos da sociedade. Nós já temos a experiência de quando éramos sacerdotes, presbíteros, mas o encontro vem para aprimorar, dar força e dar linhas para que, de fato, sejamos bons pastores”, esclarece.
Dom Jeremias Antônio de Jesus é bispo de Guanhães (MG) há um ano e não pôde participar do Encontro dos Novos Bispos em 2012 pelo fato de a data ter coincidido com sua chegada à diocese . “Percebo como teria sido importante se eu pudesse ter feito este encontro no ano passado porque nos ajuda muito a dar os primeiros passos como bispo na diocese”, explicou.