terça-feira, 13 de novembro de 2012

Por un mundo mejor Imprimir E-mail
Desde el 4 de noviembre, se encuentran reunidos en Asamblea, casi la totalidad de miembros de la Provincia Ntra. Sra. de Guadalupe en la Casa de Espiritualidad “Mariápolis” de Acatzingo (Puebla) en México. En total 22 religiosos procedentes de las cuatro naciones que forman la Provincia: Colombia, España, Guatemala y México.
La Asamblea fue convocada tras la reunión de superiores del mes de mayo pasado en continuidad a la decisión del II Capítulo provincial de usar para la animación de la Provincia la Metodología Prospectiva. El encuentro se prolongará a lo largo de toda la semana (del 4 al 9) y está animado por P. Mario Merino del Movimiento por un Mundo Mejor. La propuesta que nos está haciendo P. Mario es una “Ejercitación por un mundo mejor. Espiritualidad para nuestro tiempo”, que tiene como objetivo general: “Los Padres y Hermanos Siervos de la Caridad de la Provincia Ntra. Sra. de Guadalupe, a través de la reflexión, la oración y la comunicación personal, tiene una experiencia significativa de comunión fraterna y con Dios, en la comprensión del mundo en el que viven y desde la óptica de quien sigue a Jesús; aceptan seguir recorriendo el camino de renovación/conversión de sus personas y comunidades y se comprometen con la misión de renovar a la Iglesia y al mundo en su propio ambiente con su proyecto de vida y de acción, conforme al Concilio Vaticano II y a sus propios espacios”.  
Momentos asamblea
P. Mario, predicador y animador
P. Carlos destinado al Seminario de Bogotá
Celebración eucarística
P. Andrés, consejero provincial, preside la celebración. P. Enrico, Superior provincial, concelebra.
Hno. Santi y P. Alfonso animan la celebración litúrgica
Momentos de convivencia y relax
Momentos de trabajo en grupo
Celebración en Palencia de las bodas de plata sacerdotales de P. Fernando y P. Francisco
En la Villa San José de Palencia, la familia guaneliana ha celebrado la fiesta de San Luis Guanella en el primer aniversario de su canonización. Este año bajo el lema “25 años dando Señor y pan” hemos querido compartir la alegría de las bodas de plata sacerdotales de P. Francisco Javier Altuna Peña y P. Fernando de la Torre Cabornero.
Dos guanelianos españoles misioneros por tierras africanas y latinoamericanas que en el día del DOMUND nos han invitado a levantar nuestra mirada más allá de los mares y a ser todos allá donde vivimos “misioneros de la fe”.
Dentro de la ceremonia nuestros queridos cooperadores guanelianos han renovado ante todos los presentes su compromiso misionero de hacer de la caridad el corazón del mundo. Una foto de familia en un marco de cerámica hecho por nuestros artistas y un ramo de flores han sido la expresión de nuestro cariño y recuerdo.
En un ambiente festivo y espontaneo, favorecido por los “reyes de la casa”, ha tomado la palabra entre otros nuestro querido Juanjo, el poeta, para rematar con un “gracias” nuestra celebración: “Tengo que deciros con amor, Fernando y Francisco, que lo habéis conseguido de verdad estas bodas de plata. Es un compromiso muy fuerte el que habéis tomado. Habéis ayudado en el camino a la gente y a nosotros de la Villa. Este es un paso más hacia adelante. Habéis cruzado como un barco maravilloso esta etapa. Gracias a Don Guanella y a todos lo que habéis venido a nuestra fiesta”.
Los chicos y chicas de la Villa han querido, en este año de la fe, representar para todos, una anécdota de la vida de Don Guanella con la que os dejamos:
La primera virtud
Los comienzos de la actividad de Don Guanella fueron difíciles y a menudo marcados por la incomprensión, pues empezaba muchas actividades sin preocuparse demasiado de los medios necesarios para sacarlas adelante. También sus superiores le pedían calma y que no se embarcara en proyectos de tanta envergadura. Don Guanella se hacía el orejas: veía la situación de necesidad de tantos pobres infelices: actuaba y confiaba en la Providencia diciendo:
- Las situaciones de miseria no pueden esperar. Y no podemos cruzarnos de brazos mientras haya pobres que socorrer.
El obispo de Como, Monseñor Teodoro Valfré di Bonzo, cuando Don Guanella le explicaba sus audaces proyectos, no se cansaba de repetirle:
- ¡Don Guanella, por favor, prudencia, prudencia, prudencia!
En una ocasión coincidieron el obispo y Don Guanella con su antiguo profesor de teología, quien oyendo las afligidas recomendaciones del obispo aprovechó su rango para decirle:
- Recordad, Don Luis, que la primera virtud es precisamente la prudencia…
- En cambio profesor, recuerdo muy bien, que cuando nos enseñaba teología, decía con convicción que la primera virtud era la fe.
Del libro: “Parábolas de un samaritano” de Carlo Lapucci  
Última actualización el Miércoles, 31 de Octubre de 2012 01:48
Sacerdotes para siempre Imprimir E-mail
 
 
 
 
 
 
P. Jesús y P. Marcos, dos nuevos sacerdotes en la Provincia Ntra. Sra. de Guadalupe.
El pasado 24 de octubre, festividad de San Luis Guanella, tuvo lugar la ordenación sacerdotal de los diáconos Jesús y Marcos en la Catedral de Pueblo, en México. Mons. Víctor, Arzobispo de Puebla fue quien presidió la ceremonia y quien, mediante la imposición de manos y la oración consecratoria, ordenó presbíteros para siempre a estos dos Guanelianos mexicanos.
Jesús y Marcos estuvieron acompañados por los religiosos Guanelianos presentes en México, por sacerdotes de las diócesis de Puebla y México DF donde la Obra don Guanella está presente, por sus familiares y amigos que llegaron en gran números de los pueblos natales de los neo sacerdotes, de Amozoc, donde se formaron y actualmente se encuentra el Seminario guaneliano y de la parroquia Corpus Christi donde realizaron parte de sus estudios en el antiguo Seminario Sagrado Corazón.
Monseñor Víctor en su breve homilía explicó el significado del sacramento que a continuación se llevaría a cabo. Empezó recordando los tres grados del orden sacerdotal: el obispo, sucesor de los apóstoles, el presbítero, colaborador del obispo y el diácono, al servicio de la caridad y la pastoral.
Con el orden del presbiterado, prosiguió monseñor, Marcos y Jesús "son capacitados para hacer las veces de Cristo Maestro, Sacerdote y Pastor. Por lo tanto se convierten en sacerdotes para anunciar el evangelio, para apacentar el pueblo de Dios, para celebrar el culto divino y específicamente el sacrificio del Señor".
Seguidamente invitó a los diáconos a presentarse ante él y les recordó la misión de “realizar en la parte que les corresponde la función de enseñar en el nombre de Cristo, el maestro: transmitan a todos la palabra de Dios que han recibido con alegría y al meditar en la ley del Señor, procuren creer lo que leen, enseñar lo que creen y practicar lo que enseñan. Que su enseñanza sea alimento para el pueblo de Dios, que su vida sea un estímulo para los discípulos de Cristo a fin de que con su palabra y ejemplo se vaya edificando la casa santa de esta Iglesia de Dios.”
Les recordó también que “habían sido escogidos de entre los hombres y puestos al servicio de ellos en las cosas de Dios”. Y concluyó diciéndoles que tuviesen “presente el ejemplo de Cristo, Buen Pastor, que no vino a ser servido, sino a servir y a salvar lo que estaba perdido”.
A continuación Jesús y Marcos manifestaron ante los sacerdotes allí presentes, ante sus familiares y amigos y ante el pueblo allí presente su deseo de recibir el ministerio presbiteral.
Tras prometer obediencia a su Obispo diocesano y a su Superior legítimo y desearles que “Dios mismo lleve a termino esta obra buena” que en ellos había comenzado, todos los presentes, de rodillas, pidieron a Dios Todopoderoso para que derramase sus dones generosamente sobre los elegidos para el ministerio de los presbíteros y entonando las letanías, se invocó la intercesión de los santos de la Iglesia.
Siguió la imposición de manos, en silencio, por parte del obispo; todos lo presbíteros presentes hicieron lo mismo. Mediante este gesto se confiere un don del Espíritu Santo que permite ejercer un "poder sagrado" que sólo puede venir de Cristo, a través de su Iglesia.
A partir de este momento P. Jesús y P. Marcos, ya sacerdotes, prosiguieron la celebración revestidos con la estola y la casulla como manifestación visible del ministerio que a partir de ese momento van a ejercer. P. Gianpiero y P. Alfonso Martínez fueron los encargados de ayudar a P. Jesús y P. Marcos, respectivamente, a revestirse con dichos ornamentos.
Igual que Jesús fue ungido por su Padre con la fuerza del Espíritu Santo, P. Jesús y P. Marcos fueron ungidos para que Dios les auxilie para santificar al pueblo cristiano y para ofrecer el sacrificio a Dios nuestro Padre.
Seguidamente Monseñor Víctor les entregó en sus manos el pan y el vino, "ofrecidos por el pueblo santo para que la presenten a Dios e imiten y sigan a Cristo crucificado”.
Con el abrazo de paz por parte del obispo y de los presbíteros allí presentes concluyó el rito de la ordenación sacerdotal. Desde ese momento, P. Jesús y P. Marcos se acercaron al altar y acompañaron a Monseñor Víctor en la celebración eucarística.
Terminada la celebración y tras la bendición final, se escuchó un caluroso aplauso de la gente que abarrotaba la catedral, para mostrar de esa manera  el cariño hacia los nuevos sacerdotes.
Monseñor Víctor, antes de besar las manos ungidas por el oleo sagrado, quiso recibir la bendición de los nuevos sacerdotes, que acogió poniéndose de rodillas ante ambos.
La fiesta continuó con una comida fraterna en el Seminario Nuestra Señora de Guadalupe, en Amozoc, hasta donde se trasladaron todos los que habían participado en la ordenación sacerdotal.
Por ser la fiesta de San Luis Guanella, y como todos los años, se celebró la eucaristía para toda la gente del pueblo que se acercó para compartir esta fiesta con los nuevos sacerdotes que, ya como tales, acompañaron a P. Enrico, Superior provincial, quien presidió la misa, junto con el resto de sacerdotes.
En el aire, por el deseo de todos, quedó extendido un infinito gracias a Dios por los dos nuevos sacerdotes. Que el Señor, como se dijo en el rito de la ordenación, “lleve a término esta obra buena”.  

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