terça-feira, 13 de novembro de 2012

Celebración en Palencia de las bodas de plata sacerdotales de P. Fernando y P. Francisco
En la Villa San José de Palencia, la familia guaneliana ha celebrado la fiesta de San Luis Guanella en el primer aniversario de su canonización. Este año bajo el lema “25 años dando Señor y pan” hemos querido compartir la alegría de las bodas de plata sacerdotales de P. Francisco Javier Altuna Peña y P. Fernando de la Torre Cabornero.
Dos guanelianos españoles misioneros por tierras africanas y latinoamericanas que en el día del DOMUND nos han invitado a levantar nuestra mirada más allá de los mares y a ser todos allá donde vivimos “misioneros de la fe”.
Dentro de la ceremonia nuestros queridos cooperadores guanelianos han renovado ante todos los presentes su compromiso misionero de hacer de la caridad el corazón del mundo. Una foto de familia en un marco de cerámica hecho por nuestros artistas y un ramo de flores han sido la expresión de nuestro cariño y recuerdo.
En un ambiente festivo y espontaneo, favorecido por los “reyes de la casa”, ha tomado la palabra entre otros nuestro querido Juanjo, el poeta, para rematar con un “gracias” nuestra celebración: “Tengo que deciros con amor, Fernando y Francisco, que lo habéis conseguido de verdad estas bodas de plata. Es un compromiso muy fuerte el que habéis tomado. Habéis ayudado en el camino a la gente y a nosotros de la Villa. Este es un paso más hacia adelante. Habéis cruzado como un barco maravilloso esta etapa. Gracias a Don Guanella y a todos lo que habéis venido a nuestra fiesta”.
Los chicos y chicas de la Villa han querido, en este año de la fe, representar para todos, una anécdota de la vida de Don Guanella con la que os dejamos:
La primera virtud
Los comienzos de la actividad de Don Guanella fueron difíciles y a menudo marcados por la incomprensión, pues empezaba muchas actividades sin preocuparse demasiado de los medios necesarios para sacarlas adelante. También sus superiores le pedían calma y que no se embarcara en proyectos de tanta envergadura. Don Guanella se hacía el orejas: veía la situación de necesidad de tantos pobres infelices: actuaba y confiaba en la Providencia diciendo:
- Las situaciones de miseria no pueden esperar. Y no podemos cruzarnos de brazos mientras haya pobres que socorrer.
El obispo de Como, Monseñor Teodoro Valfré di Bonzo, cuando Don Guanella le explicaba sus audaces proyectos, no se cansaba de repetirle:
- ¡Don Guanella, por favor, prudencia, prudencia, prudencia!
En una ocasión coincidieron el obispo y Don Guanella con su antiguo profesor de teología, quien oyendo las afligidas recomendaciones del obispo aprovechó su rango para decirle:
- Recordad, Don Luis, que la primera virtud es precisamente la prudencia…
- En cambio profesor, recuerdo muy bien, que cuando nos enseñaba teología, decía con convicción que la primera virtud era la fe.
Del libro: “Parábolas de un samaritano” de Carlo Lapucci  
Última actualización el Miércoles, 31 de Octubre de 2012 01:48

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